“Por un bistec” es, sin lugar a dudas, uno de los mejores relatos que se han escrito sobre el mundo del boxeo. Esta pequeña obra de Jack London, ambientada en el microcosmos de las doce cuerdas, se adentra en la sórdida atmósfera de los inicios del pugilismo: la época en que los combates todavía se celebraban en garitos llenos de humo y alcohol, tabernas y cobertizos donde una heterogénea multitud de personajes se reunían para presenciar como dos hombres luchaban a puñetazos por un puñado de monedas. Este es el telón de fondo perfecto para presentar una vez más, los temas ya recurrentes en la obra de London; como son la lucha por la supervivencia, la selección natural y la supremacía del mas fuerte; así como la inevitable y eterna lucha entre la energía arrolladora de la juventud y la pausada y reflexiva experiencia que da la madurez.
La serie de pinturas “Por un bistec” no es un intento de ilustrar este relato sino una aproximación pictórica al mundo del boxeo que toma como base y punto de partida los mismos presupuestos, tanto éticos como estéticos que plantea la obra de London.